De todos los instrumentos, la batería es seguramente el más difícil de grabar. La diversidad de timbres y la proximidad de los instrumentos que la componen son un verdadero reto para el ingeniero. El músico que toca la batería sabe también que en el estudio es donde se cuenta con los medios necesarios para explotar al máximo la calidad de su instrumento, por lo que acostumbra a confiar su sonido a la pericia del técnico. Si a todo esto le sumamos el hecho de que la batería es una de las partes más importantes de la música actual, nos vemos en la necesidad de dominar las técnicas de grabación de este gran instrumento. Todas estas técnicas nos permitirán modificar drásticamente el sonido y el carácter del instrumento, por lo que es fácil caer en tentaciones “tecnológicas” y manipular en exceso el sonido. La norma debe ser: “No complicar nunca el trabajo más de lo necesario”.
Se ha de considerar siempre la función y el carácter específico de la batería en la música que se va a grabar y planificar la forma más sencilla de conseguirlo. Así, por ejemplo, si se busca un sonido acústico (como el Jazz) es inútil gastar tiempo y esfuerzo en una microfonía selectiva, o en un procesamiento complejo de la señal, porque al hacerlo la batería tomaría un carácter precisamente opuesto al deseado.
Sonido Acústico Vs.
Sonido Seco
El batería está acostumbrado a oír su instrumento con la acústica
del entorno. Cuando, por ejemplo, golpea la caja, lo primero que oye es el
sonido directo de dicha caja al que se le suman en intervalos de 3 a 30 ms
(milisegundos, 1:1000s) las primeras
reflexiones (ER o Early Reflections) que provienen primero del suelo, luego
del techo y por fin de las cuatro paredes. Debido a que el oído humano no puede
diferenciar bien sonidos que se repiten en menos de 30 ms, el batería oye las
ER como parte inherente del sonido de la caja (Fig 1).
Figura 1. El sonido de la caja, mostrando las ER. |
Por ello no es de extrañar que, cuando colocamos un micro próximo
a la caja, al batería no le guste el sonido porque no esta acostumbrado al sonido seco (también llamado “próximo”) de su instrumento. Si esto
le pasa al batería, imaginar lo que dirán el resto de músicos que todavía están
más alejados de la caja y para los cuales las ER pueden llegar a constituir el
85% del sonido de la batería.
Infiltraciones
Cuando se colocan dos micros a dos instrumentos que
están muy próximos, dichos micros no sólo captan el sonido de su instrumento
sino también el del instrumento adyacente. Estas infiltraciones sonoras pueden
ser un gran problema ya que nos pueden impedir el control individual de los dos
sonidos y oscurecer (quitar claridad) la mezcla final. (Fig 2)
Figura 2. Infiltraciones sonoras. |
Las infiltraciones “leakage”
son especialmente importantes en la batería donde se colocan un mínimo de 7
micros a instrumentos muy próximos entre sí y que, además, tienen diferentes
volúmenes. Así por ejemplo, el charles o hit-hat, que genera un sonido delicado
y suave, se encuentra muy próximo a la caja que genera volúmenes muy altos (Fig 3).
Figura 3. Infiltración de la caja en el micro del charles. |
Cuando
nos adentremos en cada instrumento que la componen, veremos las diferentes
técnicas para solucionar estos tipos de problemas.
Vibración de las
Membranas
Al igual que al tirar una piedra en un estanque, cuando
golpeamos la caja, las ondas se desplazan por la membrana a partir del punto
del impacto hasta rebotar en el aro de la caja y volver en sentido contrario.
Si golpeamos exactamente en el centro, la membrana se
deforma en una curva simple equidistante del aro (Fig. 4). Esta deformación
recibe el nombre de “Primer Modo” y
es la deformación más simple posible. En este tipo de vibración la tonalidad
del sonido viene determinada por la fundamental de la membrana.
Si golpeamos a un sexto del diámetro de la membrana, la
deformación rebotará antes en el extremo del aro más cercano, de forma que la
membrana no sólo genera la fundamental con su primer modo sino también un segundo modo que superpone un sonido
más agudo al original (Fig. 5).
Al golpear a un décimo del diámetro se genera una nueva
vibración de tercer modo que suma
otro sonido aún más agudo (Fig. 6).
Figura 6. Tercer modo. |
Al contrario de lo que ocurre con otros instrumentos,
estos sonidos de resonancia no siguen una relación armónica directa, sino que
su relación varía en función de la tensión, elasticidad y densidad de la
membrana, así como de la cantidad de volumen de aire encerrado dentro de la
caja. Estos factores afectan las proporciones de vibración de los modos,
produciendo que en cada uno de ellos algunos puntos de la membrana vibren
enérgicamente (nodo) mientras que
otros permanezcan prácticamente fijos (antinodos).
Aparte de este tipo de ondas, existe un segundo tipo
independiente a las primeras que se desplazan a lo largo del perímetro de la
caja, cerca del aro. Estas ondas producen nuevas resonancias cuya distribución
recuerda los trozos de una tarta.
Figura 7. Resonancias circulares de tercer modo. |
Para un oyente que está alejado, todas estas vibraciones
se mezclan en un único sonido. En cambio, cuando colocamos un micro cerca de la
membrana, el sonido es muy diferente porque el micro capta preferentemente la
resonancia que tiene justo enfrente.
Resonancias Internas
El sonido de la batería no sólo depende de las membranas.
El bombo, la caja y los timbales (llamados en general “tambores”) contienen un
volumen interno de aire y unos materiales específicos que también aportan
riqueza al sonido, básicamente de tres formas:
a) Tamaño del tambor
El tamaño de la caja implica cual es la fundamental de
resonancia interna. Esta frecuencia fundamental primaria tiene también un
segundo, tercer y cuarto armónico que en diferentes proporciones, se suman a
la primera. Así pues, una caja estrecha tendrá un sonido agudo mientras que una
caja ancha tendrá un sonido más grave y profundo.
Figura 8. Cuerpo de la caja. |
b) Naturaleza del
tambor
El “color” (característica tímbrica) depende también de la
naturaleza del tambor (por ejemplo, si es de metal, madera o plástico), así
como de su grosor y densidad.
c) Membranas Dobles
Algunos tambores tienen doble membrana. Esto hace que el
sonido sea más fuerte y que aparezcan unas nuevas resonancias. Por eso una
buena opción es poner una sordina (atenuador) a una de las dos membranas, lo
que produce no sólo una envolvente más corta sino también un sonido más agudo.
Plan de Trabajo
Como podéis ver, la batería es un instrumento
verdaderamente complejo. Para solucionar todos estos problemas os propongo que sigáis
la rutina de trabajo que a continuación os esquematizo. A lo largo de este
texto aplicaremos esta rutina para todos los instrumentos que componen la batería.
- Optimizar el sonido del instrumento (Afinar y eliminar resonancias mecánicas).
- Microfonía (Qué micros y Cómo utilizarlos).
- Ecualización Destructiva (Eliminar resonancias).
- Puerta de Ruido/
Expansor
(Eliminar infiltraciones).
Así conseguiremos un sonido neutro y correcto, a
partir del cual podremos procesar la señal para darle el carácter artístico que
encaje con el estilo de la música (Procesos
Constructivos).
- Compresión Constructiva.
- Ecualización Constructiva.
- Procesadores de
Tiempo
(Reverberaciones, Delays y Moduladores).
Estos tres últimos pasos los aplicaremos preferiblemente
durante la mezcla final. En cualquier caso, algunos ingenieros realizan algunas
de estas técnicas constructivas (por ejemplo, compresión) durante la grabación
con el objeto de reforzar algún carácter del instrumento. Más adelante veremos
algunas de estas aplicaciones, pero recordar que una vez que hayamos modificado
la señal, no siempre podremos volverla a modificar para que quede como estaba
antes. Es por ello que es más recomendable aplicar estos procedimientos
constructivos (también llamados artísticos) al hacer la mezcla (Fig 9).
Figura 9. Esquema de grabación de la batería. |
Fuente: Xavier Soler
Muchas gracias Vicente! Tu blog es muy util, me voy aclarando muchas dudas que tenía!
ResponderEliminarGracias a ti!!! Espero haberte ayudado.. Si no fuese así consultame lo que sea.
Eliminarsaludos
Vicente Frías