La compresión siempre viene bien en sonidos graves,
especialmente si se trata de un bajo eléctrico, donde la dinámica está menos
controlada que en un sonido de sinte. La compresión le dará más pegada y
ajustará el sonido suavizando las inconsistencias en los niveles. Aumentará el
nivel de señal medio y el volumen percibido será mayor.
Prueba al
principio con ataque y desvanecimiento medios, una ratio de 4:1 y usa el umbral
para aumentar la compresión. Prueba un ratio mayor si lo necesitas. También
puedes ajustar el ataque y el desvanecimiento para dar forma a la envolvente de
las notas, pero ten en cuenta que los ataques rápidos con sonidos graves pueden
provocar distorsión.
Ecualización
Subir la EQ de graves parece una solución natural para
mejorar los bajos. Pero con ello no se resuelve siempre el problema; un realce
general de los graves hará que el sonido sea más estruendoso y borroso al
añadir frecuencias que quizá no necesites. Aunque la EQ de muchas consolas
sirve para muchos propósitos, tendrás más control y mejor sonido con una unidad
de EQ externa. Quizá necesites ecualizar en varias bandas de frecuencia
específicas para realzar diferentes elementos del sonido.
Un realce
alrededor de 40Hz aportará más peso a los graves, mientras que al realzar sobre
los 70-90Hz, los graves se oirán en altavoces más pequeños. Cortando sobre los
300Hz se consigue evitar que suene fangoso, pero si te pasas terminarás
enmascarando el sonido.
A veces
conviene realzar las frecuencias altas para acentuar los armónicos superiores y
conseguir una mayor presencia. Por ejemplo, prueba a subir los 2kHz a un bajo
eléctrico.
Un recurso
muy popular entre los productores e ingenieros es la síntesis de subarmónicos,
proporcionada por equipos como el dbx 120XP, y que se conocen como 'boom box'.
Estas unidades sintetizan nueva información de subgraves basándose en los
graves existentes, y su salida se mezcla con el original. El sonido resultante
es muy pesado, con frecuencias que llegan a los 24Hz.