La compresión siempre viene bien en sonidos graves, especialmente si se trata de un bajo eléctrico, donde la dinámica está menos controlada que en un sonido de sinte. La compresión le dará más pegada y ajustará el sonido suavizando las inconsistencias en los niveles. Aumentará el nivel de señal medio y el volumen percibido será mayor.
Prueba al principio con ataque y desvanecimiento medios, una ratio de 4:1 y usa el umbral para aumentar la compresión. Prueba un ratio mayor si lo necesitas. También puedes ajustar el ataque y el desvanecimiento para dar forma a la envolvente de las notas, pero ten en cuenta que los ataques rápidos con sonidos graves pueden provocar distorsión.
Pero piensa también en la compresión como una herramienta para esculpir el carácter del bajo. No solo empareja el volumen, sino que también puede alargar el sustain de una nota o hacer que el ataque sea más pronunciado, incluso con ajustes medios de ataque y release. Experimenta con ratios más extremos para efectos creativos, como un sonido "bombeante" con un release más largo sincronizado al tempo de la canción. Ojo, un ataque demasiado rápido puede chafar ese golpe inicial tan deseado, así que escucha atentamente la respuesta.
Problemas con los Graves en la Mezcla
El problema típico en algunas mezclas «de aficionados» es que los bajos pueden sonar muy bien en el estudio, pero cuando pinchan esos temas en un club con el sonido reforzado en graves, todo se enturbia y se forma una especie de «pelota» de graves que casi impide escuchar las demás partes de la música.
Imagina las frecuencias graves como los cimientos de tu canción. Si los cimientos son débiles o están descompensados, todo lo demás se tambalea. En lugar de ese realce en bloque, piensa en la ecualización como un bisturí de precisión.
¿Cuál es el término medio para realzar los graves con la ecualización, con el fin de lograr pegada? ¿Y en qué consiste la mezcla a base de cortes de graves en los sonidos? Vamos a contarte algunos trucos y recomendaciones que llevan funcionando años…
Uno de los desafíos más complejos en la producción de audio consiste en lograr un bajo con una buena pegada –aunque también es algo fundamental. La situación que describíamos al principio suele ser la consecuencia de aplicar al bajo un realce en escalón de graves. Sin embargo, esa ecualización potencia todo el contenido por debajo de una cierta frecuencia, lo cual incluye a todas las frecuencias turbias tan graves que acaban afectando a todo el contenido en la gama baja del espectro audible. En lugar de eso, es preferible aplicar un leve corte de graves (de sólo uno a 2dB) a partir de 80Hz, y luego realzar ligeramente la banda comprendida entre 80 y 110Hz. Damos por supuesto que las frecuencias exactas variarán de un tema a otro, en función del sonido de tu bajo y de las notas que toque, pero ésa suele ser la gama habitual de trabajo.
Visualiza esto: estás limpiando el "subsuelo" para que la pegada tenga un lugar donde resonar sin chocar con frecuencias aún más bajas que solo generan confusión. Ese pequeño empujón en la zona media-baja es donde reside a menudo el "punch" que sientes en el pecho. Recuerda que estas frecuencias son orientativas; cada bajo y cada canción tendrán su propio punto dulce. ¡Usa tus oídos como brújula!

Recuerda que el realce que apliques ha de ser muy moderado, sólo de uno a 2dB sobre una banda muy estrecha –suficiente para que destaque la parte más rechoncha del espectro del bajo, sin potenciar las otras frecuencias más turbias. También deberías comprobar siempre que tu mezcla brille lo suficiente desde el principio. Una mezcla apagada suele sonar enfangada de cualquier forma, en especial si la comparas con las actuales mezclas superbrillantes para clubes.
Aunque la EQ de muchas consolas sirve para muchos propósitos, tendrás más control y mejor sonido con una unidad de EQ externa. Quizá necesites ecualizar en varias bandas de frecuencia específicas para realzar diferentes elementos del sonido. A veces conviene realzar las frecuencias altas para acentuar los armónicos superiores y conseguir una mayor presencia que necesita para destacar en la mezcla, especialmente si hay muchos instrumentos compitiendo en las frecuencias medias. Es como añadir un toque de "afilado" al sonido. Por ejemplo, prueba a subir los 2kHz a el bajo.
Los ecualizadores paramétricos te permiten ajustar no solo la frecuencia y la ganancia, sino también el ancho de banda (el famoso "Q"). Esto te da una precisión quirúrgica para realzar o atenuar áreas muy específicas sin afectar demasiado a las frecuencias vecinas.
Un recurso muy popular entre los productores e ingenieros es la síntesis de subarmónicos, proporcionada por equipos como el dbx 120XP, y que se conocen como 'boom box'. Estas unidades sintetizan nueva información de subgraves basándose en los graves existentes, y su salida se mezcla con el original. El sonido resultante es muy pesado, con frecuencias que llegan a los 24Hz.
Bajos o Graves por Capas
Aparte de la EQ, la compresión o los efectos que apliques después, lo importante es partir de una fuente sonora lo mejor posible. Una forma de conseguirlo es combinando dos sonidos de bajo distintos. Si trabajas con un secuenciador, basta con copiar la línea de bajo a una pista libre y asignarle un canal MIDI y una fuente sonora diferente. Si grabas con bajo eléctrico, puedes doblarlo con un sonido de sinte, siempre que puedas tocarlo lo más parecido posible.
Hay varias alternativas a la hora de juntar varias capas. El objetivo es conseguir algo mayor que la suma de las partes. Por ejemplo, un bajo grueso, profundo y redondo es perfecto para la franja de los graves, pero quizá no tenga ataque al comienzo de la nota para distinguirlo, así que podría combinarse con otro sonido con más ataque para que el conjunto tenga ataque y profundidad.
Otro método típico consiste en añadir otro sonido una octava por debajo para introducir algo de subgraves. Es como crear una extensión hacia abajo del sonido original, generando frecuencias que a menudo sentimos más que oímos. Úsalo con moderación, ya que puede consumir mucho espacio en la mezcla y volverse abrumador en sistemas de sonido más pequeños. Pero bien aplicado, puede añadir una profundidad sísmica a tus graves.
El timbre del bajo también es importante. Los sonidos ricos armónicamente aparentan más volumen que los pobres, así que tenlo en cuenta (los armónicos son ‘ecos’ de una nota, a diferentes frecuencias, que juntos forman el sonido completo). Los armónicos superiores de un bajo lo convierten en un sonido más cortante. Imagina los armónicos como los colores que dan vida a una nota fundamental en blanco y negro. Al realzar ciertas frecuencias armónicas, puedes hacer que un bajo suene más presente, agresivo o incluso más melódico.
Otra forma de añadir riqueza al sonido es introducir un poco de distorsión, combinando el sonido distorsionado con el original. Prueba a generar la distorsión con un previo de válvulas saturado o un simulador de ampli de guitarra. O incluso manda el sonido a un ampli de guitarra, coloca un micro delante y llévalo de vuelta a la mezcla. No siempre tiene que ser una distorsión agresiva; a veces, una saturación sutil de un previo de válvulas es suficiente para darle ese toque extra de calidez y definición. Y sí, experimentar con amplificadores de guitarra es una forma fantástica de obtener texturas únicas. ¡No tengas miedo de probar cosas inesperadas!