1. El proceso de mastering no requiere de una multitud de procesadores encadenados. Es necesario en cambio que el paso de la señal sea lo más limpia posible, a fin de asegurarnos que junto con la masterización no estamos degradando la señal de alguna forma, ya sea por reducción del rango dinámico, desmejoramiento de la relación señal-ruido, etc. Esto implica el uso de procesadores muy transparentes, y para esto es preciso que cada eslabón de nuestra cadena de mastering sea de la mejor calidad que podamos conseguir. O sea, vale más pocos y buenos que muchos y baratos.
2. La sala de mastering no debe ser una habitación más dentro de un estudio de grabación, a la cual accidentalmente se le ha designado la función de finalizar las grabaciones. Es fundamental contar con una sala grande y bien proporcionada, donde puedan desarrollarse hasta las más bajas frecuencias audibles. Además, debe estar insonorizada para evitar las perturbaciones externas y debidamente acondicionada acústicamente para lograr la mejor respuesta en frecuencia.
3. Idealmente, el diseño acústico de la sala debe hacerse a partir del sistema de monitoreo que se utilizará en ella. Por lo tanto, resulta vital la elección de monitores de alta definición, mejores que aquellos con los que se realizan las mezclas para poder detectar los problemas a corregir. La meta entonces es lograr un buen "ensamble" entre los monitores y la potencia, ya que una combinación desafortunada conduce al desaprovechamiento del rango dinámico y/o la respuesta en frecuencia del sistema de reproducción. Una solución posible a este problema consiste en utilizar monitores activos, en los que este problema ya ha sido resuelto por el fabricante. Si no se opta por esta solución, conviene comprar el amplificador en base a la recomendación del fabricante de los monitores.
4. Un tema a considerar especialmente es la calidad de los convertidores A/D y D/A utilizados, ya que podemos introducir mucha degradación de la señal en cada conversión. Debemos tener en cuenta que todas las mezclas analogicas ya han pasado por un convertidor, por lo tanto, debemos tratar de evitar mayores pérdidas utilizando convertidores de primera calidad. Además, deberá ser el original en el que se volcaron las mezclas y no una copia, para evitar problemas eventuales de word clock o jittering ocasionados en el copiado digital, o peor aún si se trata de una copia analógica.
5. Existe una infinidad de procesos digitales que pueden resultar interesantes aplicados a una pista en particular dentro de la mezcla, pero no están pensados para la etapa de la mezcla, solo para la masterización. Las mezclas hay que entregarlas al ingeniero de Mastering sin procesos. Además, resulta poco coherente pasar mezclas que han costado miles de dólares por un DSP de un par de cientos.
6. Es importante cuidar al máximo la correcta entrega del material masterizado, ya que las plantas duplicadoras tienen sofisticados sistemas de testeo que les permiten rechazar cualquier material que no cumpla con las estrictas normas de fabricación. Se les debe entregar un DDP Master de datos de audio después de la masterización, con el fin de evitar errores y proteger el orden de las pistas y el texto del CD, de acuerdo con el Red Book Standard.
7. El mastering no es un proceso automatizable, que puede hacerse depender de una computadora exclusivamente. Más bien, el ingeniero de mastering es en cierta manera un artista de cuya aptitud para interpretar la intención del material sonoro dependerá el resultado de lo que finalmente quede plasmado en el disco.
8. Muchas veces, el músico que ha grabado su material necesita confrontar opiniones sobre el mismo. Es importante que el Ingeniero a cargo del mastering sepa proveerle confianza con opiniones firmes y bien fundadas sobre la manera de mejorar la calidad del audio de su trabajo. Esto no significa avasallar al cliente ni dejar de respetar el criterio con el que se realizaron las mezclas, pero tampoco se trata solamente de "darle el gusto". A la hora de tomar una decisión, la experiencia y conocimiento del ingeniero deben tener peso propio.
9. Es muy apreciada la creatividad del Ingeniero en esta etapa, especialmente en lo referente a la edición de los temas, compaginación y ordenamiento dentro del disco, creación de tracks ocultos, efectos especiales de sonido, separadores, etc. Muchas veces el hecho de no haber escuchado el material con anterioridad juega a favor de la libertad de creación sobre el proyecto.
10. Finalmente, lo que a todos nos preocupa: el producto final. Como etapa última en la grabación, la masterización puede mejorar o empeorar sensiblemente el resultado. Por esto es necesario trabajar delicada pero exhaustivamente cada mezcla a fin de obtener lo mejor de cada una. Además, la función primordial que queda en nuestras manos es la del control de calidad. En resumen, para dar por finalizado el trabajo deberemos estar tan conformes nosotros como el artista y el productor del disco.
Andrés A. Mayo es Ingeniero de Sonido y copropietario del estudio de masterización Mr. Master en Buenos Aires, Argentina.