Los sistemas de monitorización en el escenario permiten a los músicos tener una referencia clara de las cualidades del sonido que se está entregando, y facilitan que se escuchen entre si. Un sistema de monitores bien equilibrado es indispensable para que todos los miembros de una banda se sientan cómodos, y así destinen sus esfuerzos para crear música exclusivamente.
El sistema de monitoraje es un equipo de amplificación sonora que opera de forma independiente respecto al sistema de amplificación principal. Como el sistema principal, también está constituido por una mesa, ecualizadores, etapas de potencia y altavoces, integrando a veces algún tipo de procesador.
Los altavoces en un sistema de monitoraje están siempre situados en el escenario, bien en los laterales (side-fills) o en el suelo, delante de los músicos.
La diferencia básica en una mesa para monitores es que contiene varios canales de salida, que alimentan distintos amplificadores trabajando en mono o en estéreo. Cada salida de la mesa se asigna para cubrir uno o más músicos, de forma que reciban las señales de los instrumentos que precisen escuchar.
Así por ejemplo, un cantante solista necesitará escuchar las voces que hagan coros y la suya propia, y posiblemente algo de la señal procedente de las guitarras o bien de los teclados. Un bajista querrá disponer en su altavoz de monitor de la señal procedente del bombo; mientras que el batería precisará escuchar la señal del bajista, para seguir el ritmo con precisión. El guitarrista necesita escuchar también la señal del bajo, del bombo, y de algún otro tambor; mientras que un teclista querrá escuchar en su monitor la guitarra y la voz solista, además de un poco del bajo.
Por este motivo las mesas de monitores contienen ocho o más buses de salida, y están diseñadas para operar con cualquier combinación de señales de entrada asignadas a los canales de salida.
También los altavoces de monitor están diseñados específicamente para su función, la gama de frecuencias que reproducen es algo más estrecha que el sistema de altavoces principales, y su ángulo de dispersión sonora es más reducido, para facilitar el control de la realimentación acústica.
Figura 21. |
En la figura 21 se muestra el diagrama de un sistema de monitoraje. La señal procedente de los micros es enviada hacia el cajetín de conexiones del escenario, donde la señal se divide para seguir dos rutas distintas; una hacia la mesa de monitores, y otra (a través de la manguera) hacia la mesa principal.
Cada salida de la mesa de monitores puede dirigirse hacia un ecualizador gráfico, para reducir en cada caso los posibles picos de resonancia que causen realimentación acústica; de ahí la señal se dirige hacia las etapas de potencia que alimentarán a los altavoces.
Durante la década de los 60 y principios de los 70 los envíos hacia los altavoces de monitor se realizaron desde la mesa principal, la única que se empleaba. Esto creaba un problema para el técnico, ya que desde una sola mesa era muy difícil realizar a la vez los envíos de las mezclas para el monitoraje, y las mezclas adecuadas para el sistema de amplificación de la sala. Las mesas de monitor vinieron a cubrir este importante vacío.
Los músicos tienen que comunicarse con el técnico de monitores por medio de signos manuales, para indicarle cualquier carencia o defecto que haya en su monitor particular, mientras que el técnico debe aprender a interpretar estos signos con rapidez, sobre la marcha. Las mezclas que aparecen en cada altavoz de monitor deben ser, en lo posible, las que cada músico precisa para poder seguir correctamente la pieza, y es función del técnico de monitores conseguir el equilibrio preciso entre los deseos de los músicos y las posibilidades reales de cada sistema.
La calidad del sistema de monitores juega a favor del músico profesional. Si no tiene problemas para escuchar el sonido que emite, junto con los otros instrumentos que le sirven de referencia, no tendrá problemas para desarrollar cómodamente su función, desarrollando al máximo sus cualidades artísticas.
SITUACIÓN DE LA MESA EN UN DIRECTO
La mesa de monitores debe estar situada a la misma altura que el escenario, sobre la parte lateral del mismo, para que el operador de la mesa y los músicos puedan verse con facilidad. Es preferible también, que el lado donde se sitúe la mesa de monitores sea el opuesto al lugar en que están los dimmers para las luces y los transformadores de potencia, para evitar en lo posible cualquier tipo de interferencia de origen electromagnético.
La situación de la mesa principal tiene una importancia notable si se desea que toda la audiencia tenga un sonido correcto. Situar la mesa en un lugar inapropiado dificulta enormemente la obtención de un balance correcto, y no facilita que el operador de la mesa pueda ecualizar bien el sistema.
Como norma general, en la mayoría de casos se emplaza al lado del eje perpendicular al escenario, a una distancia idéntica de las dos columnas de altavoces. La distancia entre la mesa y el escenario debe ser, como mínimo, la misma que exista entre las columnas de altavoces; y como máximo el doble de esta distancia. (Figura 22).
Figura 22. |
Algunos ingenieros de sonido prefieren situar la mesa sobre el mismo eje de una de las columnas de altavoces, ya que así tienen una referencia más precisa de la respuesta en frecuencias del sistema. EI problema que puede haber en estas situaciones, es que se pueden producir algún tipo de cancelaciones de fase entre el sonido que emerge de los altavoces de un lado y el que emerge del otro.
Si aparece este problema, que por otra parte es de fácil solución para el ingeniero, éste no se dará cuenta debido a su colocación, y la cancelación de fase persistirá en una amplia zona del auditorio.
Colocar la mesa de mezclas demasiado cerca del escenario puede ser motivo de que los espectadores situados en las zonas más alejadas tengan un volumen pobre de audición, debido a la distancia de escucha del operador de la mesa.
Situar la mesa demasiado lejos del escenario puede provocar, por otro lado, que los espectadores situados más cerca de las columnas de altavoces reciban el programa musical con un volumen atronador.
Cuando por motivos de disponibilidad de espacio, se tenga que situar la mesa en una posición poco favorable, el ingeniero de la mesa deberá calcular el volumen del sonido teniendo en cuenta este desplazamiento de la posición correcta.
COMO ESCOGER UNA MESA DE MEZCLAS
Aunque en el trabajo cotidiano es poco frecuente (por no decir extraordinario) que un operador pueda escoger la mesa con la que va a realizar su labor, no estarán de más algunas consideraciones a tener en cuenta si se da el caso.
Las mesas diseñadas para los directos no difieren, en muchos casos, demasiado de las de estudio; ya que el desarrollo y la investigación aplicados a un tipo de mesa acaba siendo utilizado para el diseño del otro tipo.
Las mesas de estudio deben permitir al operador un control muy preciso de la señal de audio, no importando demasiado el tiempo que precise para conseguir este control. En las mesas de directo el factor tiempo es muy valioso, por ello deben estar concebidas para que el operador pueda realizar cualquier ajuste en el menor tiempo posible.
Otro factor que debe tenerse en cuenta es la robustez física de la mesa. En el ámbito de un estudio, donde la mesa siempre está situada en un mismo lugar, y donde los factores atmosféricos no representan ningún problema, la calidad de los componentes electrónicos de la mesa es uno de los factores determinantes para una elección. Pero si se trata de una mesa para directos, expuesta a golpes en el traslado, a inclemencias meteorológicas, al polvo que se le acumula, y a múltiples imprevistos, la resistencia física a todos estos elementos será uno de los factores decisivos en la elección.
No hay que dejarse deslumbrar por una cantidad exagerada de controles; algunas de las mejores mesas, utilizadas en la grabación de discos memorables durante la década de los 60 y principios de los 70, tienen unas configuraciones muy simples; su secreto estriba en la extraordinaria calidad de los componentes utilizados en su construcción. En el rincón opuesto se pueden encontrar algunas mesas con precios muy atractivos y unas configuraciones muy complejas; conviene ser muy cauto, ya que para ofrecer unos modelos tan completos a unos precios demasiado reducidos el fabricante tiene que eliminar costos de algún lado. Demasiadas veces el resultado es una mesa que da un sonido pobre y sin definición, con poco cuerpo, resultado de unos componentes y una construcción con una calidad muy limitada.
Un factor importante, que en ningún caso debe ser descuidado cuando se efectúa una elección de mesa, es que el modelo que se escoja cuente con suficientes entradas para la señal de MIDI. Tanto si se trata de una mesa para directo como para estudio, el hecho de disponer de suficientes entradas donde pueda recibirse la señal de instrumentos vía MIDI será un dato positivo; ya que el envío de datos por este sistema se ha generalizado en muchos campos, siendo imprescindible contar con una consola de mezclas preparada para recibirlos e integrarlos.
Carles P. Mas