La sutil diferencia entre un compresor y un limitador
Los técnicos no siempre hablamos con propiedad de compresores y limitadores. Coloquialmente nos referimos a este tipo de procesadores como si se tratara de una misma cosa. Se trata de un pecado venial y comprensible ya que, por lo general, los fabricantes nos ofrecen modelos tan versátiles que pueden configurarse como compresores y/o limitadores (además de poder hacerlo como puertas de ruido, expansores, limitadores de sibilancia, etc.). Pero vale la pena averiguar por dónde pasa la línea divisoria entre ellos ya que, sólo así pueden entenderse las propiedades de cada uno y dónde conviene aplicarlos según el caso.
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Compresor/limitador estéreo valvular y estado sólido. |
La diferencia entre un compresor y un limitador está en el radio de compresión que efectúan sobre la señal audio, ya que comúnmente ambos procesadores están incorporados en un mismo aparato. Por definición, un compresor es un amplificador cuya ganancia disminuye (o aumenta) en la medida que aumenta (o disminuye) el nivel del programa procesado a través de él.
Generalmente, las constantes de tiempo que intervienen en un compresor, son grandes en comparación con las fluctuaciones de amplitud que se dan naturalmente en una locución o una interpretación musical de cualquier tipo. Por ello, la principal aplicación del compresor es la de aumentar el nivel aparente de sonoridad y mantener bajo control el nivel medio de un programa sonoro. Sin embargo, cuando aparecen picos de señal rápidos y corta duración, la circuitería de detección de un compresor (que es esencialmente lenta) no tiene tiempo de reaccionar y se produce distorsión.
El limitador en cambio está pensando específicamente para que, una vez ajustado como es debido, el nivel de salida no sobrepase nunca el limite establecido. Acostumbran a tener una circuitería de detección que reacciona con rapidez, por lo que resulta idóneo para evitar los picos y eliminar la posibilidad de sobrecarga del siguiente circuito.
Generalmente, la acción de un compresor es menos drástica y evidente que la del limitador, lo que se debe en primera instancia a las pendientes de compresión de unos y otros. En estos casos, la ventaja de un compresor respecto a un limitador es que, mientras este último recorta los picos de señal produciendo una gran distorsión, el compresor va disminuyendo la ganancia del VAC a medida que aumenta el nivel de la entrada, es decir, ''redondea'' el pico de la señal, evitando la aparición de una fuerte distorsión.
Así, mientras que un compresor opera con relaciones que van desde 1,5:1 hasta 6:1, un limitador siempre parte de relaciones 10:1 hasta ∞:1. Por otra parte, la rapidez de acción que se le exige a un limitador da origen a una cierta coloración (o si se prefiere, distorsión) del sonido. Con todo, la deformación controlada que introduce un limitador es un mal menor, si se compara con el alfilerazo en todo el oído interno que representa la distorsión por sobrecarga. Por ello los limitadores son utilizados para evitar la saturación de etapas posteriores a él, como la máquina cortadora de discos lacados, etapas de potencia en radiodifusión (producción de radio y televisión), para prevenir la sobremodulación de las señales sonoras en la emisión, que causa una distorsión de toda la señal portadora.
También son utilizados en muchos sistemas de amplificación para proteger a los altavoces de posibles picos de la señal sonora que pueden destruir físicamente las bobinas de los mismos.
De igual forma, existen una serie de funciones propias del compresor como cuando se trabaja con varios instrumentos en directo y tratamos de mantener un cierto equilibrio sonoro entre ellos, para que ningún instrumento tape a otro debido a una mayor intensidad sonora. También nos interesa para que las señales de todos los instrumentos lleguen a la mesa con una intensidad constante, o por lo menos sin que haya grandes cambios de volumen de un instrumento respecto a otro.
La compresión también se aplica a las partes vocales, ya que a menudo el nivel de éstas fluctúa entre niveles demasiado intensos (que pueden provocar la distorsión) y niveles demasiado bajos, con lo que las voces pueden quedar tapadas por otros instrumentos.