Al ser sus longitudes de onda mucho mayores que las
proporciones habituales en salas domésticas (a 20Hz su longitud de onda
aproximada es de 17 metros) el principal problema son las bajas frecuencia, que
se verán modificadas (en presión) en mucha más medida que los valores que pueda
imprimir cualquier otro componente (altavoz, amplificador, etc.) y siguiendo
unos patrones concretos que responden puramente a leyes físicas.
Esto nos lleva primero a hablar de estacionarias, que como
su propio nombre indica, son las frecuencias a las que la distribución de
presiones está estacionaria en dicha sala. Pero, ¿por qué ocurre esto?
Consideremos una sala regular (superficies
paralelas; paredes, suelo y techo) concreta, con sus medidas de largo, ancho y
alto, y una temperatura ambiente dada (que será el principal factor que
determine la velocidad del sonido, y por ende, frecuencias).
Si tomamos la
medida de cada eje y dividimos la velocidad del sonido entre el doble de la
medida de cada eje (en metros por segundo y metros respectivamente) obtendremos
tres frecuencias concretas, correspondientes a cada uno de los tres ejes de la
sala.
Estas son las que llamaremos fundamentales
de cada eje, qué ocurre a esa frecuencia cuya longitud de onda (en realidad
de un semiciclo) coincide con la medida del eje. Si dibujamos la onda senoidal
en dicho eje, veremos que empezando por un máximo (en el límite de la sala;
pared, suelo o techo) varía la onda hasta cero (justo en el centro de dicho
eje) y vuelve a un máximo de sentido contrario (en el límite opuesto; pared,
techo o suelo) y cuando rebote en ese otro límite volverá por el mismo camino
describiendo la misma curva, por tanto la onda permanece estacionaria mostrando
siempre en los mismos puntos la misma presión. Y como vemos, siempre en los
límites de la sala (paredes, suelo, techo) será máxima esa presión (estacionarias axiales, producidas por
la reflexión en dos superficies paralelas).
Hay otros dos tipos de estacionarias, tangenciales y oblicuas, producidas por las reflexiones entre
cuatro superficies y entre todas las superficies respectivamente, pero no las
vamos a considerar en este artículo. No obstante, en estudios más detallados
bastaría añadir las tangenciales y obviar las oblicuas).
Pero qué ocurre con los armónicos (frecuencias múltiplos
enteros de esa fundamental) de dicha frecuencia, que como su longitud de onda
es justo una fracción entera, igualmente serán estacionarias, valga la redundancia,
por permanecer estacionarias a lo largo de dicho eje la distribución de
presiones (bastaría dibujar la onda senoidal correspondiente en dicho eje para
verlo claramente), y lógicamente con máximos en los límites. Como curiosidad,
la fundamental de cada eje y sus armónicos mostrarán n puntos de mínima presión
y n+1 puntos de máxima presión equidistantes y alternados, siendo siempre
máxima en los límites de la sala, mínima justo en el centro para la fundamental
y armónicos impares y máxima para los pares.
Y qué ocurre en esos puntos de máxima presión. Imaginad un
ecualizador, con cortes a cada una de las frecuencias que corresponden a
estacionarias (fundamentales de cada eje y sus armónicos) en cada eje, pues que
en cualquier punto exceptuando los de mínima presión, esa sala incrementará la
presión a dicha frecuencia (la que corresponda según eje y estacionaria) hasta
el máximo que corresponda en el punto de máxima presión (este incremento puede
suponer hasta +16 dB respecto a lo que sería una respuesta plana, de la sala).
Ahora solo imaginad que hay tres ejes, que en cada eje hay varias
estacionarias, e imaginad esa distribución de máximos y mínimos de presión,
para cada eje y para cada estacionaria, ¿complejo, verdad?
Entonces, cómo hacer para mitigar este maremagno de
presiones y hacer que afecte lo mínimo posible a nuestra instalación, en
definitiva, para obtener la respuesta más plana posible en bajas frecuencias.
Ni más ni menos que localizar la posición de altavoces y
oyente donde excitemos lo menos posible esas estacionarias y a su vez
percibamos lo menos posible esos incrementos de presión a las mismas. Por
tanto, ¿Cómo buscamos excitar lo menos posible esas estacionarias (de baja
frecuencia)? Habremos de colocar el foco de las mismas (que no es otro que el
altavoz de graves de nuestras cajas, por tanto es lógico pensar que la posición
de cajas debe hacerse respecto a ese foco; centro y frontal del cono de graves)
en un punto del espacio donde a ser posible la presión a cada estacionaria en
cada eje sea mínima y lo más homogénea entre todas. E igualmente con el oyente,
donde perciba con la menor presión toda esa misma amalgama de frecuencias;
respecto al punto de escucha deberá ser el centro de la cabeza y a la altura
del oído. De ahí la versatilidad de un monitor respecto a la acústica de la
sala, ya que nos permitirá mayor libertad de movimiento en los tres ejes. Todo
esto generalmente se hace hoy día con ayuda de herramientas informáticas, pues
sería ardua la tarea para hacerla a mano.
Una prueba curiosa donde ver estos fenómenos y sencilla de
realizar; podemos generar un tono a la frecuencia de una estacionaria concreta
(con un ordenador, con un generador de tonos, con un disco
de pruebas, etc.), y reproducirlo en nuestro sistema. A continuación y mientras
se reproduce dicho tono, ir desplazándonos a lo largo del eje a que corresponda
dicha estacionaria, desde un límite (paredes generalmente, es más cómodo probar
con estacionarias del eje largo o ancho, por razones obvias) hacia el otro, y
oiremos claramente cómo la presión es máxima, e irá alternándose a mínima y
máxima hasta acabar en la pared opuesta de nuevo en un máximo. De hecho puede
ser que incluso al llegar a la zona de mínimo hasta dejemos de percibir ese
tono, y en la zona de máximos (pegados a las paredes es la más fácil de
localizar) llegue a hacerse insoportable.
¿Y qué hay de las proporciones de la sala?
Desde luego no
todas son iguales, aunque la inmensa mayoría de las veces, es la que hay y
pocas opciones de cambiar sus medidas tenemos. Pero hablando en términos
absolutos, hay soluciones mejores que otras.
Como hemos visto, las estacionarias se relacionan
directamente con las medidas de cada eje, de ahí que si una sala tiene dos o
sus tres ejes idénticos en medida (o múltiplos enteros unos de otro)
coincidirán sus estacionarias (en frecuencia), lo que supone un incremento
mayor aun en esos máximos de presión, descontrolando aun más las bajas
frecuencias. Así que como primera norma, hay que huir de salas cúbicas, medidas
múltiplos en sus ejes, o que coincidan en dos ejes.
¿Hay alguna proporción adecuada?
Hay varios métodos para su cálculo, como es utilizar el
número Fi (? = 1,618033989) para partiendo de un eje, calcular los otros como
múltiplos de Fi por este primero. En definitiva, podrían resumirse todas como
el obtener unas proporciones que resulten de distribuir sus estacionarias lo
más homogéneamente posible, esto es, nunca más juntas dos contiguas (en
frecuencia, independientemente del eje a que correspondan) del 5% de su valor,
ni más distantes de 20 Hz.
Ya tenemos la sala, hecha a medida o no, que nos permitan
o nos hayamos permitido, que mejor nos convenga desde el punto de vista
acústico. ¿Y en qué rango estudio las estacionarias en mi sala? Genéricamente
se recomienda entre 20 y 300 Hz, pero en la práctica cada sala es única (salvo
que la repliquemos tanto en medidas como materiales, acondicionamiento, etc.).
Ese rango será en cada caso desde la resonancia baja de la
sala, que no es otra que la correspondiente a su mayor eje, por el extremo más
bajo. Y por la parte más alta dependerá del RT de la sala (tiempo de
reverberación, es el tiempo que tarda una señal en decaer 60 dB desde que deja
de emitirse), por tanto de los materiales de la misma (superficies y coeficientes
de absorción de los mismos), y del volumen de la sala (en metros cúbicos;
multiplicar los tres ejes de la misma) según la siguiente relación:
(1849 * RT)
/ Volumen
De este modo tenemos el rango concreto donde se deberían
estudiar las estacionarias en nuestra sala concreta, y en consecuencia, la
ubicación de cajas y oyente como solución a una óptima respuesta plana de la
sala a dichas frecuencias.
¿Qué ocurre con mis
altavoces y su respuesta en frecuencia? ¿Cómo afecta esto respecto a todo lo
visto?
Todos los fabricantes de cajas ofrecen un rango de respuesta de la caja,
esto no quiere decir generalmente que la caja (vamos a ocuparnos del extremo
bajo, que es el que nos interesa en este punto) no llegue más allá de dicha
frecuencia, sino que su curva de respuesta decae bruscamente a partir de ahí
(generalmente si no se especifica otra cosa, la respuesta ofrecida por el
fabricante suele ser dentro de un margen de +/- 3 dB).
Pero qué ocurre si nuestras cajas nos dicen que bajan
hasta 60 Hz, pero la resonancia baja de nuestra sala es de 30 Hz (el largo de
la sala es aproximadamente 5,7 metros). Fácilmente podemos deducir con lo visto
hasta ahora, que a poco que estudiemos y conjuntemos todo, podríamos extender
la respuesta del sistema (ojo, no de la caja puesto que no la estamos
modificando, sino que nos apoyamos en la acústica de la sala y el efecto de
frecuencias estacionarias) buscando esa posición donde compensemos con la sala
la caída que tiene la caja, de modo que podamos en la posición de oyente
percibir una respuesta más o menos plana hasta esos 30 Hz. De hecho esto es así
en cualquier sala donde se hace un estudio a fondo de su acústica, ubicación de
cajas, etc., siempre que se busque naturalidad, y por ello casi siempre en
estas instalaciones se prescinde de subwoofer independiente de las cajas
principales en aplicaciones de audio puro.
En resumen, qué conseguimos buscando nuestra sala con las
proporciones más adecuadas y situando de manera óptima las cajas y oyente
dentro de la misma. Básicamente extender la respuesta de nuestras cajas, y
obtener en la parte baja de frecuencias una curva de respuesta lo más plana
posible.
Antonio Díaz Rodríguez