Se ha visto la importancia que tiene tanto la fuente de sonido como el micrófono con el que se recoge el sonido para obtener una buena señal de audio grabada. Pero de nada servirá cuidar esas dos piezas del proceso si se descuida otra tan importante como es la Sala de Grabación. Será en esta sala donde se introducirán los elementos emisores y receptores de sonido para su correcta grabación, por lo que el conocimiento de la sala ayudará a tener más criterios a la hora de colocar una fuente de sonido o un micrófono dentro de la misma para realizar una grabación.
Una sala de grabación debe cumplir dos características principalmente: tener un buen aislamiento y un buen acondicionamiento acústico:
- El aislamiento acústico evitará que haya filtraciones de ruido externo que estropee la grabación como puede ser el ruido aéreo o estructural. Dicho aislamiento dependerá de los materiales con los que se haya construido la estructura principal de la sala, así como de las características intrínsecas debido a la geometría de la propia sala.
- El acondicionamiento acústico busca conseguir el mayor confort acústico, consiguiendo un grado de difusión acústica uniforme en todos los puntos de la sala y un tiempo de reverberación idóneo para cada caso. Estará relacionado con el tratamiento de las paredes, puertas, techos, ventanas y demás elementos estructurales.
Uno de los elementos más importantes a tener en cuenta a la hora de realizar una grabación en una sala es la reverberación. La reverberación se puede definir como la persistencia de las ondas de sonido existentes en una sala cuando se deja de emitir desde una fuente de sonido, y es producida por las distintas reflexiones habidas sobre las distintas superficies que componen la sala. La característica más importante de una sala en cuanto a su reverberación se refiere es el tiempo de reverberación (TR). Este tiempo es el que tarda en disminuir el sonido 60 dB una vez que se deja de emitir presión desde una fuente de sonido.
Es muy importante trabajar con tiempos de reverberación adecuados durante las grabaciones ya que la reverberación de la sala también quedará registrada, y no tiene por qué ser la deseada en una producción musical en concreto. Además, esta reverberación no puede eliminarse correctamente por ningún medio y cabe la posibilidad de que eche a perder una grabación. En los estudios profesionales se suele contar con distintas salas de grabación, cada una con un tratamiento acústico concreto para conseguir distintos tipos de sonoridad y poder utilizar la que se considere oportuna para las distintas grabaciones dentro de una producción. Pero en caso de no disponer de la infraestructura necesaria para tener distintas salas de grabación, lo normal es tener una sala con un tiempo de reverberación corto, ya que el sonido reverberante se puede añadir posteriormente a la grabación (en el proceso de mezcla) con procesadores de efectos, obteniendo resultados muy satisfactorios debido a la gran calidad de algunos dispositivos de reverberación. Aún así, tampoco se busca trabajar con una sala completamente seca (sin reverberación o también denominada anecoica), ya que, aparte de ser muy caras, el resultado es antinatural debido a que estamos acostumbrados a oír siempre los sonidos con cierta reverberación.
También es muy importante la respuesta en frecuencia de una sala, ya que no todas las salas responden igual a todas las frecuencias debido a su construcción y a los materiales utilizados. Los materiales tienen unos índices de absorción de la presión acústica que dependen de la frecuencia. Si no se ha tenido cuidado a la hora de construir la sala, puede que absorba algunas frecuencias más que otras, creando una respuesta concreta y “coloreando” el sonido, haciendo que la grabación se vea afectada por este factor.
La difusión es otro parámetro de la sala que hay que tener en cuenta. Debido a su construcción, es posible que en distintos puntos de una sala haya distintas respuestas en frecuencia. Lo ideal es tener homogeneidad en una sala de tal modo que en cualquier punto la respuesta sea igual, pero eso es muy difícil. Sólo por la forma que tiene una sala está sujeta a unos problemas concretos (y también a unos modos propios concretos). El tamaño también influye mucho, ya que superficies grandes afectan a grandes rangos de frecuencias y a la dirección de las reflexiones. Se hace uso de difusores para corregir este problema, teniendo control sobre las reflexiones tanto en frecuencia como en dirección.
Para obtener una respuesta, tiempo de reverberación y difusión adecuados, es necesario realizar un estudio del acondicionamiento interno de la sala y, mediante el uso de absorbentes, trampas de graves, resonadores, difusores, paneles móviles, etc., poder tener el máximo control sobre la sala.
Alejandro Turrión Pérez